En tiempos de pandemia, cómo llega la solidaridad a la gente en situación de calle
En medio de las dificultades económicas hay quienes se ocupan de asistir a un grupo de personas que no tiene dónde pasar estos días de aislamiento social, y a familias que ya se quedaron sin nada.
La cuarentena comenzó a castigar la economía de los sectores más vulnerables, de esos que subsisten con las changas y que no pueden salir a trabajar. Pero también hay a un grupo marginado que la pasa aun peor: los que viven en la calle. ¿Qué ocurre con ellos? ¿Quién los asiste?
La situación de aislamiento generó en las últimas semanas un “aumento radical” en los pedidos de ayuda.
“Ellos no tienen una casa o un lugar para hacer cuarentena. Existe un evidente problema para resolver allí; nosotros tratamos de aportar nuestra parte con nuestra compañía y amistad, pero hoy eso no es posible”, contó una de las voluntarias de la Fundación Prójimo, Jazmín Castillo.
Llevar un plato de comida a los que están en la calle es el sentido de ser de esta organización: desde hace un tiempo se encaminaron en la solidaria misión de recorrer las calles para que los sin techo no pasen hambre. Estos tiempos lo han complicado todo y por eso la urgencia de conseguir los alimentos es mayor. La necesidad que los moviliza es seguir llegando a las 15 personas que dependen de ellos para comer.
“Pareciera que no hay necesidad en San Luis pero no es así, acá es muy grave también y nos alcanza a todos. Siempre tratamos de priorizar las necesidades puntuales, pero tratamos de acompañar a comedores que hay en la ciudad”, analizó la integrante de la organización que funciona desde hace 7 años y que está conformada por más de 40 personas.
“Nos vamos quedando cortos, entonces apenas conseguimos un aporte debemos responder rápido”, comentó Castillo.
La organización articula con un grupo de taxistas los movimientos y realizar una “campaña solidaria desde casa”. Siguen preparando viandas, se contactan con las personas y se las llevan hasta donde se encuentran.
“Principalmente juntamos alimentos no perecederos. Quienes desean hacer la donación nos contactan, acordamos día y horario y uno de los taxistas pasa a buscarla por el domicilio, siempre con las medidas sanitarias necesarias para circular. Luego los artículos se desinfestan y son llevadas a las personas en el mismo auto”, detalló.
Prójimo solo se sostiene con donaciones independientes. Y de acuerdo con el diagnóstico, otro sector “sensible” es el que integran los hombres y mujeres que se ganan el pan día a día, pero que a consecuencia del aislamiento están sin poder trabajar desde que el pasado 20 de marzo. Ellos también llevan la cuarentena con mucha dificultad.
“Detrás del aislamiento hay todo un sector, un margen de la comunidad que se encuentra un poco olvidado y es la gente que debe salir sí o sí y que hoy no tienen que comer. Nos contactan casos muy fuertes, por ejemplo una mamá nos dijo que hace un día no les daba nada a los hijos”, sostuvo.
En jornadas “normales” reparten ropa, calzado, juguetes, entre otras cosas, pero en la actualidad todos sus esfuerzos están puestos en conseguir los productos para cocinar.
Para colaborar, los interesados pueden contactarse a través de la página de Facebook “Fundación Prójimo”, por Instagram con el mismo nombre o por teléfono al 2664 892703.
“Abarcar a la mayor cantidad de personas”
“Cuenta Conmigo” tiene alrededor de 35 miembros distribuidos por toda la ciudad villamercedina, y también asiste a unas 20 personas “vulnerables” y en una “difícil situación”. La misión es responder una necesidad que se agravó en medio de la pandemia.
Facundo Quiroga es uno de los voluntarios y relató cómo debieron adaptarse para continuar con la tarea. Acordaron que uno de los integrantes sea el encargado de reunir las donaciones para luego salir a repartirlas.
Reciben por otra parte abrigos, frazadas, juguetes, entre otras cosas para ayudar también a los comedores y merenderos.
Antes de la pandemia, no solo concretaban el reparto de comida sino también realizaban visitas a geriátricos para pasar una tarde a pura charla con los abuelos. Pero por ahora, esto último quedó suspendido.
También todos los fines de mes recorrían los bancos para darles a los jubilados que esperaban a cobrar un vaso de café.
Se puede contactar a la fundación por Facebook e Instagram.
La necesidad sobre la mesa está a la orden del día, y en tiempos de coronavirus la solidaridad resiste.